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@apostolfin

domingo, 24 de abril de 2011

Surge un nuevo idioma: El Globish

Surge un nuevo idioma: el globish
El castellano.org 23/04/2011


Los alumnos de la vasta Universidad Popular de China son típicos de la generación post-Mao Zedong. Cada viernes por la noche cientos de ellos se reúnen bajo los árboles de una pequeña plaza en el distrito Haidian de Beijing. ¿El propósito? Charlar sobre béisbol, películas y celebridades americanas en un torpe pero entusiasta inglés. De hecho, China ofrece el ejemplo más dramático del ‘hambre’ global por aprender este idioma.


Más presente y universal que nunca, el inglés se usa ahora, de alguna forma, por casi 4 mil millones de personas en todo el planeta.


Como lengua materna (400 millones de hablantes), solamente es superado por el mandarín (1.300 millones de hablantes nativos, 350 millones de los cuales también hablan algún tipo de inglés).


Y dada la importancia del inglés como segunda lengua en todo el mundo, ahora son muchos los que buscan transformarlo en una versión nueva y simplificada que responda a las exigencias de una economía global con un reducido vocabulario de palabras y expresiones comunes. Lo cual lo está convirtiendo en una herramienta popular conocida como globish, una palabra formada de la expresión Global English.


La notoriedad


La presencia del globish se hizo evidente por primera vez en 2005, cuando un oscuro periódico danés llamado The Jutland Post, publicó una serie de viñetas satíricas del profeta Mahoma. A lo que el mundo musulmán reaccionó con disturbios en Afganistán, Nigeria, Libia y Pakistán, que dejaron 139 personas muertas.


Pero quizás la respuesta más extraña fue una protesta llevada a cabo por fundamentalistas musulmanes frente a la embajada danesa en Londres. Vociferando en inglés, los manifestantes portaban pancartas con lemas en ese idioma, Esta colisión de la jihad islámica con el inglés, dejó en claro el cambio dramático que se vive a través de un mundo cada vez más unido por la internet.
Y esa tendencia a la globalización del inglés no se da de manera aislada. De hecho, en 2007 un artículo publicado en el Herald Tribune por el ciudadano francés Jean-Paul Nerriere, ya describía el despegue internacional del inglés como «el dialecto del tercer milenio». Nerriere, un empleado de IBM enviado a Japón en la década de 1990, se había dado cuenta de que en el Lejano Oriente los japoneses, coreanos y chinos se comunicaba mucho más exitosamente en un nuevo tipo de inglés que en el inglés estándar de los británicos y los estadounidenses.


Nerriere se dio cuenta de que se trataba de un inglés ‘descafeinado’, lleno de simplificaciones como«el hijo de mi hermano» por«sobrino», o«palabra de honor» por«juramento», que se estaba convirtiendo en una nueva forma de hablar. En un momento de inspiración, Nerriere bautizó esa forma de hablar como ‘globish’.


Rápida acogida


El término globish fue acogido rápidamente en el seno de la comunidad internacional. El periodista Ben Macintyre, del periódico London Times, describe una conversación que había oído mientras esperaba un vuelo en el aeropuerto de Nueva Delhi. El diálogo discurría entre un español de las Fuerzas de Paz de la ONU y un soldado indio. «El indio no hablaba español y el español no hablaba punjabí», relata Macintyre.«Sin embargo, ellos se estaban entendiendo entre sí con facilidad. La lengua que hablaban era una forma muy simplificada de inglés, sin gramática ni estructura, pero perfectamente comprensible, para ellos y para mí. Sólo ahora me doy cuenta de que estaban hablando globish».


Para Nerriere, el globish es una especie de instrumento lingüístico cuya versión básica puede hablarse con un vocabulario de tan sólo 1.500 palabras.


Primera proyección


Una serie televisiva llamada La historia del inglés, relata que el inglés británico saltó a la supremacía mundial durante la época de la reina Victoria, que fue la primera monarca británica en dirigirse a sus súbditos a través de las nuevas tecnologías que permitían grabar y divulgar los discursos hablados. Desde ese momento hubo vínculo indisoluble entre el imperialismo y el idioma, que convirtió al inglés en un nuevo motor del desarrollo.


Luego, el poder y la influencia del inglés pasaron a Estados Unidos, principalmente a través de las dos guerras mundiales. Y durante toda la Guerra Fría, la cultura angloamericana se convirtió en parte de la conciencia global a través de las películas, los periódicos y las revistas publicadas en inglés.


Y al llegar el prolongado auge económico de la década de 1990, el inglés se estableció como la ‘lengua de la libertad’ en la mente de millones de personas. De hecho, usted podía odiar a un presidente ‘americano’ y quemar la bandera de Estados Unidos, al mismo tiempo que idolatraba a las estrellas pop estadounidenses.


Adopción generalizada


Con el cambio de milenio el inglés comenzó a ganar un impulso tal que se hizo independiente de sus orígenes anglo-estadounidenses. Y cuando se convirtió en un inglés liberado de sus raíces, comenzó a extenderse rápidamente por el mundo en desarrollo. En 2003 Chile y Mongolia declararon su intención de adoptar el inglés como su segundo idioma. En 2006 se añadió el idioma inglés al plan de estudios de las escuelas primarias en México, como segunda lengua obligatoria. Y el antiguo estado de habla francesa de Rwanda aprobó el inglés como idioma oficial en 2009. En China, 50 millones de personas están inscritas en un programa de lenguaje conocido coloquialmente como ‘Inglés inglés’, conducido por Li Yang, un profesor que a menudo reúne en estadios de futbol a grupos de 10 mil personas, bajo el lema de ‘Conquistar el inglés para volver fuerte a China’.


Un mundo más pequeño


Desde que el inglés fue introducido por la conquista normanda en 1066, ha sido el idioma de todos y de la gente común. Y eso es más cierto que nunca hoy en día. El hecho es que el inglés ya no depende de Estados Unidos ni de Gran Bretaña. Ahora es aupado por un mundo que lo ha adoptado como su segundo idioma, y por lo tanto su evolución sigue adelante sin necesidad de permanecer atado a sus orígenes británicos o estadounidenses.


El globish ya se está perfilando en los acontecimientos del mundo en muchos frentes. Por ejemplo, durante las elecciones iraníes del año pasado, la oposición utilizó el globish para transmitir sus quejas a través de la internet, donde de 70 a 80 por ciento de las páginas están en inglés.


De acuerdo con el Consejo Británico, para 2030 un tercio de la población mundial estará tratando de aprender inglés. Y cada vez se sumarán más voces a ese idioma, encontrando en el globish un común denominador.


El distinguido educador británico sir Eric Anderson cuenta una historia que ilustra la creciente importancia del globish. En la mañana de los atentados terroristas del 7 de julio de 2005 en Londres, un estudiante árabe trató de tomar el metro pero encontró su estación inexplicablemente cerrada. Entonces se subió a un autobús. En ese momento recibió en su celular un mensaje urgente en la jerga globish, que le advirtió que los autobuses de Londres se habían convertido en objetivos terroristas. Como resultado de ese mensaje, el estudiante se bajó del autobús. Un minuto más tarde el transporte fue destruido por una bomba, con la consecuente pérdida de vidas.
No se trata de la torre de Babel. El mundo es cada vez más ‘plano’ y más pequeño que nunca, pero sigue siendo un mosaico de 5 mil idiomas.


La gente todavía se aferra ferozmente a su lengua materna. Pero cuando un hindú y un mexicano quieran comunicarse, la lengua a la que recurrirán será al globish.

viernes, 8 de abril de 2011

OBAMA Vs SINDICATOS: TLC CON COLOMBIA

Franklin Delano Roosevelt, uno de los políticos más liberales y que más hizo por los trabajadores estadounidenses en el Siglo XX, dijo que los sindicatos privados son el vehículo para que los trabajadores obtengan las utilidades que ellos mismos ayudaron a generar, pero que dado que el Estado no genera “utilidades”, los sindicatos públicos negocian contra el contribuyente para obtener mayor participación de los impuestos y cuando se declaran en huelga, lo hacen en contra de los contribuyentes, lo cual es “impensable e intolerable”.


Los sindicatos son los principales contribuyentes del financiamiento de las campañas políticas del Partido Demócrata. Los sindicatos públicos son la única opción en un país en el que sólo 7% de la fuerza laboral está sindicalizada en el sector privado y 36% lo está en el sector público.